lunes, 15 de agosto de 2011

Historia de dos vagabundos.

Dibujo cedido por Alfredo Santana de la Oliva bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License. Para más información sobre el autor : http://asmaster-arte.blogspot.com.es/
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Los dos vagabundos estaban sentados en un banco en el exterior de la estación de trenes. La estación estaba situada junto a un precipicio desde el que se divisaba una hermosa vega, con distintos tonos de verde y amarillo recortados rectangularmente, como si fuera una inmensa alfombra hecha a partir de retales. Dos o tres nubes dejaban sombras fantasmales que se perseguían unas a otras.
Uno de los dos estaba vestido, o mejor dicho cubierto, con trapos harapientos que habían perdido todo su color original. La barba grisácea se le arremolinaba alrededor de la barbilla. El otro llevaba un gorro de lana para tapar su calvicie. Con una chaqueta recompuesta en la manga izquierda. Y unos pantalones con remiendos de florecitas.
-Se está bien aquí, ¿no crees?
-Sí. Se está tranquilo.
Vieron acercarse a lo lejos una paloma. La siguieron con la mirada mientras la paloma volaba placidamente hacia ellos.
-Oye, viene hacia aquí.-comentó tranquilamente.
-Pues sí. Que curioso.-contestó alzando la cabeza.
La paloma aterrizó entre ellos y empezó a picotear miguitas de pan que había encima del banco. Los dos observaron la paloma y después se miraron socarronamente.
-Guisada tiene que estar buenísima.
-Siiií- comentó mientras se le hacía la boca agua.
La atraparon entre los dos. Uno de ellos se la acercó a la cara para verla mejor:
-Tú vas a ser nuestra cena. Hace tiempo que no como algo parecido al pollo.-le dijo a la paloma mirándola fijamente a los ojos.
-¿Qué tiene en la pata? Parece que tiene atado algo.
Llevaba atado un papelito. Se lo quitaron con mucho cuidado.
-Dice: "No sois nada más que dos personajes en la imaginación de un escritor aficionado".
-¿Qué raro? ¿Quién puede enviar un mensaje así?
-Alguien que tiene palomas mensajeras. Aunque ésta, me parece que no va llegar a entregar su mensaje.
Se guardó la paloma en uno de sus enormes bolsillos y la dejó dentro sujetándola con la mano.
-¿Te imaginas que el mensaje fuera para nosotros? Dos personajes... Tú y yo dos personajes... Que imaginación tienen algunos.
Su compañero no contestaba. Estaba mirando hacia el horizonte.
-Oye. Despierta- le apremió.
-¡Eh! Perdona estaba pensando en el papelito. Es curioso lo que pone. Que somos personajes en la imaginación de una persona, que escribe lo que hacemos y lo que decimos.
-Jo, jo, Nunca había escuchado una historia tan estúpida. ¿Quién querría escribir algo sobre nosotros? Si tuviéramos algo que contarle al mundo sería posible, pero no estamos aquí para eso.
-¿ Y para qué estamos aquí?
-No lo sé, pero hay una vista muy bonita Se quedaron mirando la vega mientras pasaba un avión dejando una estela blanca en el cielo.
-Oye, llevo pensando un rato... Y no encuentro ninguna manera de demostrar que no somos dos personajes de ficción.
-¡Y sigue con la historia! Te estas poniendo pesadito con eso de los personajes. ¿Quieres una demostración de que no somos dos personajes? Pues toma.-Y le arreó un golpe en el pecho.
-¡Ay! -¿Qué? ¿Te ha dolido? Pues eso demuestra que somos de carne y hueso.
-¡Hombre, pero que simple eres! ¿No puedo escribir en un papel que me has dado un golpe y la respuesta que yo te he dado?- le respondió poniéndose una mano en el pecho donde le había golpeado.
-Pues... Tienes razón. Pero, ¿sería tan malo ser sólo un personaje de ficción? En las películas están muy bien.
-¡¿Cómo?! Piensa bien lo que dices. Eso significaría que no disponemos de voluntad propia, que no hacemos lo que deseamos hacer, sino lo que otro quiere que hagamos.
-¿Algo así como que no podemos evitar el destino?
-Sí, algo así. Además...
-¿Qué?
-Si eso es así, nosotros debemos de ser los destinatarios de ese mensaje.
-Bueno. En ese caso, nadie echará de menos esta palomita. ¿Tienes hambre? Yo sí. Así que vamos a comérnosla.- Decía mientras se levantaban- Además, si alguien estuviera escribiendo esta conversación que estamos teniendo, ¿no crees que tiene que estar muy aburrido?
-Probablemente Y los dos vagabundos salieron de la estación dispuestos a cocinar la paloma que les envié.
FIN
Fernando Santana de la Oliva
Diciembre de 2000

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